CATEQUESIS VOCACIONAL: Interpelación

PRINCIPAL
EREMITORIO
VOCACIÓN
Catequesis vocacional
Discernimiento Voc.
Acompañamiento Voc.
Oración vocacional
Formación Vocacional
Documentos
Estudios y conferencias
Recursos vocacionales
Enlaces vocacionales
FRANCISCANISMO
CAPUCHINOS
VIRGEN MARÍA
ORACIÓN
RECURSOS
ENLACES

 

Después de haber conocido lo fundamental de cada vocación, vamos ahora a dar un paso más adelante, cumpliendo mi palabra, valga la broma, de complicarte un poco la vida. Me explico. Hemos visto hasta aquí el tema vocacional “desde fuera”, en teoría. Ahora lo veremos “desde dentro”, interpelando tu vida, y más concretamente interpelándote a ti mismo sobre tu vida, sobre tu vocación.

 

Comenzaré afirmando algo muy importante para mi, y que constituye todo el sentido de mi propia vocación, de mi pertenencia a la Iglesia y de mi trabajo-servicio en el campo vocacional: Toda vocación procede de Dios: Matrimonio, Sacerdote, Laico Consagrado y Religioso. Es más, estoy plenamente convencido de que todas las vocaciones son iguales ante Dios. Para Él no existen vocaciones de primera categoría y vocaciones de segunda categoría. Todos somos hijos de Dios y a todos nos llama a la santidad, a vivir su amor y a dar testimonio de nuestra fe. Por lo tanto para Dios todas las vocaciones son igualmente importantes, sólo varia la forma de vivir de cada uno de nosotros; con los dones, los talentos, los carismas, etc. que el Espíritu Santo nos ha dado vivimos nuestra común vocación humana y cristiana. ¿Cuál es la mejor para cada uno? La suya propia y personal, a la que Dios nos llame. Esa es la mejor para cada uno de nosotros.

 

Además te diré otra cosa de la que también estoy profundamente convencido: todas las vocaciones son necesarias en la Iglesia. Ninguna puede faltar y de ninguna podemos prescindir. El Pueblo de Dios lo formamos todos, y ninguno es más importante que otro. Es verdad que se dice mucho y con insistencia que en la iglesia hacen falta sacerdotes, religiosos, laicos consagrados. Es cierto, no lo niego. Pero también es cierto que hacen falta, y yo creo que más, auténticos matrimonios cristianos, auténticas familias cristianas que quieran vivir la fe cristiana de forma comprometida y valiente. Por eso tenemos, y te invito a ti también, a valorar a todas las vocaciones particulares por igual. Reconociendo lo original y complementario de cada una de ellas. Pero por encima de todo viviendo y defendiendo el sentido de único y sólo Pueblo de Dios, comunidad de creyentes vocacionados.

 

Reflexión y diálogo:

¿Crees que todas las vocaciones son iguales y necesarias?

 

 

,