Francisco era fundamentalmente una persona alegre y feliz, lleno de
Dios y con una idea clara sobre cuál era
su vida y su misión. Era un hombre bueno
y lleno de paz. Y justamente esta sería
su señal de presentación ante todos, su
deseo de Paz
y Bien.
Francisco fue enviado por Dios a anunciar y
a construir la Paz y el Bien
allí donde iba. Comenzando por su
propios vecinos. Pues no en vano una vez
intercedió entre el Obispo y el Alcalde
de Asís, pues estaban reñidos. Francisco
asumió como saludo y deseo para todos la
Paz y el Bien.
En todas las épocas de la historia ha hecho falta
la paz y el bien, pero tal vez en
nuestros días éste puede ser un signo de
identidad franciscana y de servicio:
colaborar por construir un mundo donde
la paz y el bien sea una realidad.
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