Amigo, estoy seguro
que habrás
oído hablar de distintos religiosos y
religiosas franciscanas, que dicen ser
iguales pero distintos. Así como también
de seglares adultos y jóvenes
franciscanos. Bueno para que te centres
un poco te diré que todos unidos
formamos lo que llamamos la
Familia Franciscana.
Intentaré explicarte como es mi gran
familia franciscana. Aunque comienzo por
decirte que no es fácil, y que en
ocasiones existen diversas
explicaciones, especialmente cuando
entramos a nivel histórico. Pero como yo
no pretendo darte una clase de historia
franciscana, lo haré de manera sencilla
y personal, y más bien catequética, que
me permite más amplitud de lenguaje y de
ejemplos. Pido disculpas si no coincido
con otros o puedo estar equivocado.
Francisco,
funda directamente una Orden religiosa,
que nosotros llamamos la (Primera)
1ª Orden de Hermanos
Menores. Este es el tronco común
y originario. Y para comenzar con lo
catequético, te diré que el “nombre” era
de “hermanos menores”. Un nombre que
tenemos todos, aunque luego “añadimos
apellidos” (esto es un lenguaje mío,
pero útil). Ten paciencia y lo irás
comprendiendo.
A los pocos años de la muerte de Francisco
comenzaron las primeras discusiones y
problemas entre los hermanos, los
frailes, que en honor a la verdad era
por buscar y seguir con mayor fidelidad
al carisma propio de Francisco. Por
aquella época ya existían en la Orden
grandes conventos, especialmente el de
Asís. Y por este motivo, entre otros,
los hermanos comenzaron a discutir sobre
la posesión o no de dichos conventos, y
aquí surgió la primera división, y la
aparición de los primeros “apellidos”.
Veámosla.
1ª) Los que se quedaron a vivir en los conventos,
porque creían que no afectaba a la
fidelidad al carisma se llamaron, de
nombre Hermanos Menores, y
de apellido “Conventuales”
(por aquello de aceptar los conventos).
En la actualidad de forma popular son
más conocidos por el apellido:
Conventuales.
2ª) Y los que se separaron, por querer ser más
observantes del carisma viviendo más
austeramente, se llamaron de nombre
Hermanos Menores, y de
apellido “Observantes” (por aquello de
querer observar mejor…). Pero en la
actualidad y popularmente hablando
ocurre que a estos no se les conocer ni
por el apellido ni exactamente por el
nombre, sino por “Franciscanos”
(que en realidad somos todos, pero
bueno…).
Hasta aquí la cosa es sencilla. Empieza a
complicarse cuando en el transcurrir de
los años, comienzan a surgir otras ramas
o reformas, siempre con la intención de
vivir más fielmente el carisma de
Francisco. De entre ellas nació otra
reforma nueva, que se llamaron de nombre
Hermanos Menores, y de
apellido “Capuchinos” (por
el capucho de nuestro habito…) Siendo
conocidos popularmente por el apellido:
Capuchinos.
Bueno te estarás preguntando ¿para que vale todo
este lío de reformas y ramas
franciscanas si todos son hermanos
menores? ¿Y si todos tenemos a Francisco
como fundador y su Regla como norma?
Pues la verdad, y es una opinión muy
personal, para muy poco. Son más bien
razones históricas y administrativas.
Las históricas dado que en la actualidad
las diferencias son mínimas y
fundamentalmente teóricas, pues en la
práctica todo depende de la vivencia
concreta de cada hermano y de cada
fraternidad franciscana. De hecho son
numerosos los documentos doctrinales que
firman conjuntamente los Hermanos
Ministros Generales (los Superiores
Generales de cada rama). Y la otra
razón, la administrativa, es por pura
organización. Pues si nos uniésemos
ahora todos los religiosos franciscanos,
las distintas ramas, seríamos la Orden o
Congregación más numerosa, y tal vez muy
difícil de animar, orientar, administrar
y gobernar. Así que seguimos separados
pero juntos. Esto que parece una
contradicción y pobreza, es una
característica del carisma franciscano y
una riqueza para todos. Lo vivimos con
total normalidad y naturalidad. Son
cosas de la historia y nada más.
Sigamos con la Familia Franciscana. A los pocos
años de existencia de la Orden de
Hermanos Menores, Francisco, acogió como
“Hermana Menor” a Clara de Asís.
Ella quería vivir como Francisco, es
decir, libre por el mundo y predicando a
Jesús. Pero las estructuras eclesiales
de aquella época lo impidieron, pues las
mujeres no podían vivir fuera de un
convento, fuera de la clausura
conventual. Clara y las primeras
hermanas fueron a vivir al convento de
San Damián. Y así nació la (Segunda)
2ª Orden de Clarisas
Contemplativas. Y que al igual
que ocurrió con Francisco, tras la
muerte de Clara, fueron surgiendo
reformas y ramas. Todas ellas, al
principio, con el mismo nombre “Clarisas”,
aunque luego surgieron los apellidos “Clarisas
Capuchinas” y uniéndolas a todas
las demás las llamo “Otras
Clarisas”. Es decir, toda una
gran familia de religiosas franciscanas
contemplativas, siendo todas hermanas y
seguidoras de la Vida y Regla de Clara y
de Francisco.
Por fin llegamos a la (Tercera) 3ª Orden
de Terciarios Franciscanos.
Primeramente la Orden Franciscana
Seglar (OFS), para familias,
pues el testimonio de vida de Francisco
atraía no solo a ser religioso o
religiosa, sino a vivir el carisma
franciscano como seglares. Es más, te
diré, que el primer grupo o movimiento
seglar organizado como Orden en la
Iglesia, fue la Orden Francisca Seglar.
En la actualidad existe una “mini-rama”
dentro de ella, la Juventud Franciscana
(JUFRA). Pero con posterioridad y
siguiendo la evolución de la Iglesia, y
el impulso fundador de varios religiosos
y religiosas franciscanas, fueron
naciendo las Terceras Ordenes
Regulares, es decir, nuevas
Congregaciones Franciscanas de
religiosos y religiosas.
Bueno, amigo,
espero que ahora esté un poco más claro
todo este “lió” de mi querida Familia
Franciscana”. Para nosotros es lo más
normal y natural del mundo entero, si
tenemos presente que Francisco quería
poner en la primera Regla que el
“Superior General” fuese el mismísimo
Espíritu Santo. Imagínate quien nos
organizaba y quien podía tomar alguna
decisión. Para nosotros es la libertad
franciscana, y para otros “la anarquía
franciscana”. Pero, así somos y la
Iglesia siempre nos ha respetado y
nosotros hemos obedecido, como Francisco
quería.
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