Como te decía en el
anterior panel, la experiencia de la
guerra y de la prisión cambia la
vida de Francisco, en él se
produce una profunda conversión. Veamos
cuales fueron estos cambios:
Pasa de buscar
el dios “tener” de las
riquezas y el poder, a descubrir
el Dios pobre, el de los
pequeños y humildes, el de los
marginados.
Cambia de ser
autosuficiente y seguro en
todas las cosas de la vida,
a sentirse necesitado de Dios y de
los hermanos para darle sentido
a su propia vida.
Deja de querer ser
considerado como el rey de la
juventud de Asís, a desear de
todo corazón ser considerado el
caballero de Cristo.
Y finalmente,
cambia su afán de poder y riqueza
en la sociedad, por ser y vivir como
servidor de todos,
especialmente de los más pobres y
necesitados.
Francisco vive una
experiencia excepcional y única que le
marcará para toda su vida. Por aquella
época en Asís y alrededores habían
muchos leprosos que vivían marginados y
rechazados por la sociedad, nadie los
podía tocar e incluso habitaban a las
afueras de los pueblos. Francisco les
tenía profundo asco y repugnancia. Pues
bien, un día el Señor le dio la
suficiente fuerza y amor como para
abrazar y besar a un leproso, viendo en
él al mismo Jesús, y considerándolo
como su hermano. Este fue el gran paso,
la gran acción que transformó la vida de
Francisco para siempre, nació en él un
“hombre nuevo”.
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