Francisco empezó su
nueva vida solo. Sin nadie. Él nunca
pensó en formar ninguna Orden religiosa
(“congregación religiosa” es un nombre
moderno). Él solamente quería vivir su
fe cristiana y lo que Dios mismo le
había dicho.
Pero cuando una
persona es feliz y vive algo
verdaderamente extraordinario, algo que
viene de Dios, eso no se puede esconder,
ni ocultar a los demás. De ahí que con
el tiempo, algunos de sus amigos,
admirados por su alegría y felicidad, le
dijeron !!Francisco queremos vivir
como tú!! Y así comenzó la
primera fraternidad franciscana. Este
hecho no era importante sólo por crear
grupo y familia, sino fundamentalmente
por ser una especie de “confirmación de
Dios” del proyecto evangélico que
Francisco estaba viviendo en solitario.
Francisco repetía para certificar el
valor de la fraternidad : "Cuando el
Señor me dio hermanos...", como la
prueba que su vocación se tenía que
vivir en fraternidad, en familia de
hermanos, y no en solitario. Y quien le
quisiera seguirle tenía que asumir dicha
realidad. De ahí que para el
franciscanismo la vida fraterna
constituye una condición vocacional
imprescindible.
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